Una boda con mucha magia, complicidad y encanto.
Anna y Guillem me dieron total confianza para que plasmara su gran día. Y la verdad, fue una gozada! … el entorno, la magnífica mesa, las luces, el vestido vintage, el coche antiguo del abuelo y la personalidad de ellos, hicieron que fuera una velada muy especial.
Creo que, aunque pase el tiempo, la imagen de un grupo de amigos y familiares reunidos en una sola mesa larga montada en medio de la montaña la recordaré para siempre.
Una boda inolvidable.